23/4/10

Vino Mariano Crespo, ¡Llegó el karate a Huelva!

Vino Mariano Crespo, ¡Llegó el karate a Huelva!



La prensa local de Huelva, recoge a lo largo de los años, la labor difusora del karate. Aquí daremos todas las claves de una biografía dedicada durante mas de 40 años,- o casi- a un arte marcial que tantos éxitos deportivos engrosa el historial de las paginas del deporte provincial, tuteando a otras, con mucho mas tiempo de practica y medios.
Con motivo de un mas que merecido homenaje deportivo, que la Asociación cultural, deportiva y lúdica Utopía, hacia cada año a quienes de manera laboriosa y constante dedicaba a difundir una disciplina minoritaria o poco conocida por el publico en general, el año 2001 recayó en don Mariano Crespo Blázquez. El acto en sí, era un “estand” en la caseta de C.C.O.O. a la que dicha organización pertenecía en su Federación de Administraciones Pública, que durante las “Fiestas colombinas” se exponía. No solo era cuestión de recabar fotos y recortes de prensa, había un trabajo previo, durante meses de investigación, se publicaba en la prensa local, la historia de ese deporte, en este caso fue en el periódico “La Prensa”, que como anécdota, diré que cada semana se publicaba un capitulo, pero de un día para otro, al entregar el penúltimo en la redacción, sito en Edificio Parque America., ¡no había nada! estaban vacías las oficina y digo “vacía” sin previo aviso; ¡se esfumó un periódico!. La otra fase del homenaje era, reunir a los deportistas citados en la recopilación histórica, durante una cena, para agasajar al homenajeado, a cada comensal se le entregó un CD ROM, con una extensa colección de fotografías, las que en la caseta de la exposición, se proyectaba en una pantalla, de manera constante. El restaurante elegido fue “La cazuela de Moi” en el Barrio del Matadero.
La repercusión de dicho homenaje fue recogido incluso por las revistas especializadas como “EL Budoka” el magazín televisivo de “PTV Málaga”, la local Tele Onuba, cadena ser Radio Huelva. etc.,
Hagamos pues, un recorrido por la historia del karate onubense, (que aparece incluso recogido por Salvador Herraiz Embid en su obra “Karate, mucho más que un deporte”.









“Cuando llegué no había nada”
No había una hora más lorquiana, para que Mariano llegara a Huelva procedente de Sevilla donde, su Federación Castellana -Madrid, se debía enfrentar a la federación Sevillana para la clasificatoria al de España, en el club “Kadokan”. Mariano vino junto a un compañero; Miguel, y como lo hicieron dos días antes de dicho encuentro, y ante la expectativa de no saber donde ir, en el Hotel, le recomendaron la visita a Punta Umbría, esa palabra despertaba a los oídos de Crespo, “musicalidad” y allí fueron. Veamos un fragmento de la entrevista de Miguel A. Mendoza para el diario “La prensa” el 17 de abril de 2001.
“…P. ¿Cómo llegaste a Huelva?
R. Vine a un campeonato en Sevilla, para participar en el campeonato de España….a mí, siempre me ha gustado la musicalidad de Punta Umbría, y nos dijimos que íbamos para allá.
De esta forma llegamos a Huelva a la cinco de tarde. Lo primero que hicimos fue preguntar por un gimnasio. Nos mandaron a la calle Rico, al Japón”
Coincidió que estaba allí un grupo de karatecas. “…Japón – el dueño- nos miraba nos miraba raro y, al final nos abordó. ¿Hacéis karate?
Al siguiente día, dieron su primera clase de karate a ese reducido de grupo, en el Club Júji Japón, de la calle Rico. Es decir; no en el Politécnico de la Rábida, a pesar de lo que Fernando Soriano, dice en su fabuloso artículo “Orígenes del karate en Huelva” para el diario Odiel, con fecha 7 de enero de 1984. Hay que recordar que esto sucede en el año 1971, dos años más tarde despega la difusión del karate, en nuestra provincia.
Por aquellos años de la década de los setenta, el arte marcial conocido en Huelva es el Judo, labor que ejerce el “sensei” José González Japón, de quien ya hemos hablado en este blog, con el titulo “La historia del Judo en Huelva”.
Uno de los alumnos de Mariano, Ramón Chacón, convence a éste, para que haga sus estudios de Forestales lo haga aquí, comparten habitación, en lo que hoy se conoce como Hostelería La Rábida. ”…Por circunstancias profesionales, vine a Huelva. Fue llegar aquí y darme que no había nada. No había nada entre comillas. Había un grupo de aficionados al karate que aprovechaban lo que aquí pasaba: un ingeniero de refinería, un chico con algo de karate en Sevilla y esporádicamente daba clases con un grupo reducido…” Comenta Crespo Blázquez para el diario “La prensa”
A mí, me confesó Ramón Chacón, que este karateca, les encandiló, cuando les veían hacer katas. Así, que el primer dojo de karate en la provincia onubense, es en un aula del Politécnico La Rábida. Como tatami, usaban unos tableros de aglomerados, defectuosos, no apto para la venta que uno de ellos se agenció de un almacén. Esto suponía ampollas en las plantas de los pies por la quemazón del roce, y los dolores propios de lo inadecuado, y falta de costumbre. Pero como muy bien nos cuenta Fernando Soriano, la fuerza de voluntad, superaba todo sacrificio de este pionero grupo de karatecas onubenses. Todo un año, 1973, estuvieron entrenando, en condiciones inadecuadas en ese aula prestada del Instituto Politécnico.
El traslado de las clases al Club Júji Japón, en el colegio H.H. Maristas, cambia las cosas y se engrosa la lista de alumnos, y desde aquí comienzan los logros deportivos, y la labor difusora del karate, que ya contaremos en la segunda perte.

20/4/10

denuncia social

Ayer tarde, oía la radio, cosa que no es nada nuevo, porque siempre me mantengo informado. bueno, el caso es que hoy hablar de este libro, que os recomiendo (yo ya lo he encargado a mi libreria del barrio) os dejo laportada y la reseña. Hay que tener mucho valor (lease cojones) para escrbir esto. Hay que tener valor (lease cojones) para escribir esto. Nosotros con nuestro sumiso aborreamiento, consentimos la actual injusticia social en eeste mundo. Hace ya tiempo, decidi comprar en las tiendas de mi barrios por que de ellas comen toda uan familia, que cotizan aquí y ese dinero mucho o poco recorre las demas tiendas y negocios de mi alrrededor.

“Lo que hay que tragar” el nuevo libro de Gustavo Duch
Autor Artículo: lorena, 4 Marzo 2010 - Archivado en: General, (1n141 lecturas)
Título: Lo que hay que tragar Subtítulo: Minienciclopedia de política y alimentación Autor: Gustavo Duch Colección: El rojo y el negro Editorial: Los libros del lincePáginas: 264Formato: 13,5 x 21 cmISBN/EAN: 978-84-937562-0-8PVP con IVA: 15,00 euros
Contenido:Cada día 3.500 cerdos viajan desde otros países de Europa a España, y ese mismo día otros 3.000 cerdos hacen el viaje inverso. Los kilómetros que recorren muchos de los alimentos que consumimos arrastran absurdos como éste, y también numerosos atropellos: en el lago Victoria, en África, las multinacionales extraen diariamente toneladas de percas para el consumo en Europa, mientras dos millones de personas ribereñas pasan hambre.La agricultura y la pesca globalizadas han generado el expolio de los bienes naturales del Sur. «Con gran audacia, gran desprendimiento», según dice Federico Mayor Zaragoza en su prólogo a este libro, Gustavo Duch defiende el Derecho a la Alimentación de los países más pobres y arremete contra la flagrante injusticia del sistema. Lo que hay que tragar cuestiona los monocultivos, la producción de agrocombustibles, la agricultura transgénica y demás tropelías que han despojado a los pequeños campesinos y pescadores de su fuente de trabajo. Gustavo Duch denuncia por su nombre los oligopolios de los alimentos: Pescanova, Calvo, Monsanto y Danone, entre muchos otros.
«El libro de Gustavo Duch retrata la maldición y la esperanza de este mundo cuyos amos están jugando a los dados. Sus páginas, siempre decidoras, nunca pesadas, cuentan muchas historias y contienen numerosa información desconocida, en un lenguaje milagrosamente capaz de convertir el plomo en pluma. Aquí hay horror y hay humor, y amor. Porque esta denuncia implacable de los crímenes que el poder universal comete contra la naturaleza y la gente es también un entrañable homenaje a la tierra y a las manos que la trabajan.»

18/4/10

poesias Antonio costa








Cuando me diasnogticaron que el Linfoma del manto, aparte del mazazo emocional, y todo eso conlleva ser consciente de la gravedad, que se te avecina, procuré, no venirme abajo mas de lo que me imponía el largo proceso de la terapia a base de agresiva química, y sus posteriores periodos de recuperación. Pero pasemos de esto, el caso es que mi tiempo, todo el tiempo del mundo, me dio para varias cosas: una de ellas, este poemario, del que dejo la portada. Lo llevé al Servicio de Publicaciones de la exma. Diputación Provincial y allí se limpiaron el culo con él -supongo-unos señores muy eruditos ellos. Traslado la portada, como decía, la presentación (tal cual la envié) y solo tres poemas a modo de muestras.

portada


"... Este analfabeto académico, autodidacta, y polifacético activo Antonio costa, entre otras cosas pínche de cocina, vendedor de libros a domicilio en su juventud, co-fundador de la revista cultural "Halhami" que se vendía fotocopiadas, en los institutos, bares, etc., juntos a otro que ahora son conocidos personajes, -o personajillos según se mire- de nuestra sociedad. Colaborador en la extinta emisora "Onda tres radio" co-fundador de diversas asociaciones, (vecinales, juveniles, sindicales, deportivas...) Decide escribir este volumen, a partir del mucho tiempo que le da su condición de enfermo crónico de linfoma.
Animado por sus familiares, conocidos, y vecinos, peo sobre todo; por que le da la gana. Lo mejor de esto, sn duda alguna, es que al autobús, menos se entera de lo que lee, (cosa que hoy parece casi imposible, que es lo que nos cuenta el "erudito" de turno con excesivas ínfulas de intelectual).
¡Así, que no sea torpe! y lléveselo, porque seguramente no tendrá otra oportunidad, no habrá ediciones, perdería la oportunidad de disfrutar de una amena lectura, en la consulta médica, en la cola del autobús, o donde a mí mas me gusta hacerlo, en el baño..."



Una mañana de Grieg
Se nos anuncio una primavera,
Por el ancho ventanal,
Que da al ventanal.
Dos jilgueros nuevos,
Danzan sobre una rama abotonada.
Tu cuerpo cubriéndose de oro,
Tu cuerpo hermoso y desnudo.
¡Todo tu cuerpo, todo!
Yo, mirándote.
Desde este anulo oscuro.
Lleno de sensaciones nuevas,
Colmado ya de placer,
Viéndote beber las primaveras,
Que aun te quedan por nacer.
Allá, la música lejana y dulce,
De aquel muchacho, bajo el limonero,
Haciendo sonar su flauta,
Que a ti, mi amor me unce.

Yo escribía versos
A la orilla del Tinto
Yo ha arena hacia poesías,
Y salían solas…
¡Ellas solas salina!
Con la facilidad con se mecen,
Las barcas sobre la bahía.
Por que estabas tú, mi amor,
Vestida de blanco…descalza,
Y ausente de dolor.
Al verte mimosa caminar,
Sobre la arena de río,
Tú, alegre me mirabas,
yo, versos te escribía.
Buscando nuevas palabras,
Como peces buscan,
Como los aguerridos pescadores,

En mis deseos descubridores,
De nuevas definiciones,
Absorto, yo estaba,
Componiendo para trovadores.
Oyendo tu risa y la nana,
Que te cantaban las olas.
Tú, envuelta de blancos y azules.
Contando conchas y caracolas.

La caracola
Salvador rueda tenia una caracola,
Que vigiló su infancia y adolescencia.
Yo, también la tenia;
Ahora, vagamente la recuerdo:
Si, recuerdo su ausencia.
Caracola, que llegó a mi casa,
Bajo el brazo de mi padre.

Su lugar y su trono,
¡Por decreto maternal!
¡El aparador, el mejor lugar!
Para podernos observar.
¡Que hermosos destellos rosados!,
Te regalaba mirándola al trasluz.
Su blanqueada nácar,
Cuando la mirabas tú.
Bella, pomposa y arrogante,
Sabedora de su privilegio posicional,
Exótica belleza sin igual,
Mimada pieza intolerante.
¿Dónde fue a parar ese marino pardo,
Que siempre mudo, a todos nos oía?
Presidía la estancia noble,
De mi humilde casa.
Hogar de honrados laboriosos,
Donde la vida, tan solo pasa.
Todo el olor de la marisma,
(Donde mi casa estaba)
Lo guardaba La Caracola,
En su pétreo tirabuzón.

Ni aspergidos embravecidos,
Ni rumores de oleajes, yo le oía,
Tan solo en verano, a las moscas,
Que en ella entraban y salían.
¡Ya no ejercía de fonógrafo de mar,
Parecía tener escrito su epitafio.
“Ya me he muerto, ya no puedo hablar”
Ese coralino espírico,
Guardaba en su concavidad;
Mis llantos, mis risas,
Mi infancia, mi felicidad.
También el tarareo alegre,
Que mi madre cantaba, llegó guardar.
Ella, barriendo, fregando…
Siempre, con su delantal.
En el interior de esa concha,
Como serpentina marina,
Se guarda gran parte,
De mi vida taína.