Las pandorgas
Juanito andaba atareado, en el patio de la casa con unas cañas y unas guitas,tratando de colocarlas sin éxito, en forma de aspas atándolas por el cento. Las cuatro mitades de caña bailaban de tal forma, que exasperaban al crío. Joaquín, que le observaba desde el cuarto, tomaba nota de la escena sobre su block de dibujo. Intrigado cerró los apuntes a lápiz, y salió al patio. -¿Qué tratas de hacer?- pregunto viendo la desesperación de su pequeño primo, al no conseguir su proeza. -Una pandorga, pero no me sale, tengo que sujetar las cañas bien fuertes, ¿ves? Así, pero se me desparraman todas, ¿Ves? -Ya, pero ¿qué es una pandorga? -¡Primo una pandorga, es una pandorga! que se hecha a volar, cuando forre estas cañas de papel de periódico, pasándolo por todo alrededor y después... -O sea ¡Una cometa!, lo que tú quieres construir, es una cometa. Exclamó Joaquín, mientras Juanito le miraba diciéndose, pero que raro hablan estos madrileños, ¿por qué no le llamaran a las cosas por su nombre? -Yo te ayudare y cuando la terminemos la alzaremos al viento en las marismas. ¿De acuerdo? Aquellas palabras, animó al niño. Se pusieron a la faena, después de bien sujetas las aspas, unidas por el centro, pasándole la fina cuerda por los extremos de las cañas, a través de unas muescas, y forrado ese polígono de papel, pegado con engrudo de harina y agua, tan solo faltaba la cola de contrapeso y unos hermosos flecos, decorando todo el majestuoso volumen. La llamada a la mesa, interrumpió momentáneamente la tarea artística, que tan buena tarde les prometía hacer pasar.
Tuvieron que llegarse al estanco de Diego, el que estaba frente a la plaza de toros, para comprar papel de seda de colores, para los adornos de la pandorga, tambien un rollo de cuerda para poder soltar al aire la cometa. Los colores fueron: lila y rojo intenso, dos pliegos de cada para ponerlos dobles a los lado de aquel artefacto de herencia milenária,que surcaría los aires arrogante y altiva, como un dragón chino vigilando su espacio vital.
-¿Sabes, se creé que las pandorgas, como la llamáis aquí, son un invento chino? ¿Que antiguamente se utilizaba como medio de comicación, incluso de pesca? Existe toda una cultura, y muchas hermosas leyendas, acerca de este instrumento, que los distintos pueblos asiáticos la han utilizado, incluido: ¡En las guerras! Yabata miraba arriba alzando el cuello, como queriendo ser menos pequeño de lo era.Mientras se dirigían al terraplén, en dirección al la Punta del Río, el madrileño ilustraba al su pupilo de karate. A Juanito, le encantaba oírle cuando a su primo, le daba por las explicaciones de las cosas, era como esa colección de cromos del pan Bimbo, que se llamaba: El por que de las cosas, que tenia en casa, o un magnifico libro viviente de cosas inagotables donde aprender, sin necesidad de leer, que era quizás lo mas atrayente.
Volando sobre las espartinas, con el viento entregandole una danza, a veces de coreografía frenética e imposible, y otras de tranquilas piruetas zigzageantes, proporcionaba a los desocupados primos, un espectáculo relajante y lleno de colorido, tanto que al poco tiempo llegaron a venir varios crios a sumarse a la contemplación, de ese exágono bicolor. Al día siguiente, una maraña de colores,danzaba sobre el celeste cielo, oscilando sus largas colas de trapos, ondeando de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, rápidas, fugaces, esquivas. bajaban y subían alturas siempre, a voluntad de los ociosos que desde abajo las tenían presas con un larguísimo cordel,parecían competir entre ellos, aunque nadie había retado a nadie, en aquella orgía de coloraciones volátiles. Esa congregación de aficionados a las cometas, surgió espontáneamente a un inexplicable efecto de llamada, que se extendía día a día, como una mancha de aceite sobre un pliego de papel. Quiméricas parábolas coloristas, atrapadas en sus geométricas formas de papel y cañas, jugaban o luchaban contra el viento, según las habilidades de los artistas. Toda esa poética visión celestial, se interrumpió de pronto. Un descomunal lió, de colas, de trapos. e hilos, se embrollaron entre ellas, y la pelotera que se formó abajo, entre sus dueños, fue de espanto, muchas pandorgas cayeron inevitablemente al agua, o al suelo, y se quedaron allí, para siempre. Todos se arrojaban las culpas. Los gritos, e incluso los insultos fueron recíprocos, la planicie de las marismas extendía el bullicio,producido por el eco de tapias de las casas cercanas. Pero no pasaron de allí. Cada cual recogió los restos de su naufragio aéreo, quedando terraplén, aplazado hasta nuevo duelo de fantasías etéreas, si es que las habría en otra ocasión.