
¡Mirad! ahí viéne.
Envuelta en nardos y lírios,
¿La véis? llega hácia a mí,
Para que le de las estrellitas.
Se las recojí esta mañana.
Si, las que se calleron del cielo.
¡Danzad, gaviotas danzad!
Para ella, para mí, para nosotros.
Y bailad todas juntas.
Revolotead, frenéticas y en desorden.
como mil cometas, ¡sí!
Cubriéndo el ciélo de niéves.
Que yo pintáré un arco Iris,
Con el color de sus ojos.
Antes que la maréa, siempre celosa,
De nuevo se la lleve.
¡Que tan solo quiero mirarla, disfrutarla!
y cuando la noche, extienda su negra cortina.
velarla desnuda en sus sueños.
Entre los destellos plateados de La Ribera.
Deseo estar saciádo y ébrio,
Del nectar de sus labios, de sus caderas.
De su sexo ¡sí! de toda ella.
Maldíto sea el mar,
¡Sí, y mil veces mas.
Siémpre egoísta y celosa.
Que envía a la maréa, para llevársela,
A la otra orilla,
de nuevo a su vereda.
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